martes, 29 de abril de 2008

NIght


Aquella noche que nos encontramos miraste hacia mis ojos y me dejaste ver todo lo que había dentro de ti, te tenia en mis brazos y lo único que podía pensar era en el tiempo, aquel que quisiera pudiera detenerse en esos instantes en que estamos solamente tu y yo. Pasaba mi mano entre tus cabellos bajándola lentamente para poder rozar con delicadeza tu suave piel, aquel aroma que me hipnotizaba cada vez que lo tenia cerca, aquellos deseos que me hacia aferrarme a la idea de no dejarte alejarte de mi ni un segundo mas.

Baje un poco mas y pude sentir como terminaba la forma de tu espalda y continuaba tu cuerpo, tan incandescente como siempre, puro y bello. Notaba cada parte de tu ser estremecerse tras cada caricia y mi corazón acelerarse en aquel torbellino de emociones que nunca antes había experimentado. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo y entonces pude sentir como ese momento se volvía infinito.

Todo paso tan rápido y a la vez tan lento, los momentos en que tus labios se divertían convirtiendo mi cuerpo en su campo de juegos, mis manos apreciando la forma escultural de tus curvas a través de ellas, esas caricias, esos besos profundos donde lentamente podíamos expresar aquellos sentimientos. Recorría el camino de tus labios hasta tu cuello perdiéndome entre aquel éxtasis de tu presencia, abrazándote mientras pasaba el tiempo. Un momento solo nuestro.

Un haz de luz hizo que abriera mis ojos sentía mi cuerpo pesado pero a la vez relajado, no importaba que era lo que pasara después aquella noche seria un momento que jamás olvidaría. Voltee mi cuerpo hacia aquel lugar donde habías estado al lado mió horas atrás para ver tu figura pero habías desaparecido. En mi mente un recuerdo vago y borroso aparecía, sentía como te levantabas mientras yo dormía, bajabas tu rostro hacia mis labios y me dabas un tierno beso, un beso que tal vez para ti significaba despedida, un beso que para mi significara infortunio. Entonces sentí como la melancolía de la incertidumbre, por no saber que pasaría después, se apoderaba de mí. No quería que te alejaras, no quería que tuviéramos que estar una vez más separada la una de la otra, pero como tantas cosas solo vino una palabra nuevamente a mi “inevitable”. Quise voltear a ver tu rostro y detenerte entre sueños mientras algo me decía que te ibas nuevamente.

Me levante entonces dejando caer las suaves sabanas a través de mi desnudo cuerpo donde aun sentía las marcas de tus caricias. La combinación de nuestras pasiones era un aroma que pude percibir en toda la habitación mientras caminaba hasta el cuarto de baño. Abrí la llave y juntando mis manos tome aquella agua para lavarme el rostro, tal vez así podría despertar de aquella sensación de adormecimiento que todavía me rodeaba. Sostuve mi rostro en lo alto después de secarme y vi algo escrito en el espejo que me dejaría sin habla, aquellas palabras que no esperaba recibir “Siempre estaremos juntas…siempre” y entonces lagrimas comenzaron a brotar de mis ojos mientras el tiempo me hacia compañía en la espera de tu regreso.

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